Créé
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el 25 de febrero de 2006 a la Gare du Midi de Biarritz
Musique
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Christoph Willibald Gluck
Chorégraphie
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Thierry Malandain
Décor et costumes
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Jorge Gallardo
Conception lumières
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Jean-Claude Asquié
Coproducteurs
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Opéra Théâtre de Saint-Etienne • Grand Théâtre de Reims • L’Onde de Vélizy Villacoublay • Les Amis de Malandain Ballet Biarritz • Malandain Ballet Biarritz
Ballet
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para 16 bailarines
Durée
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43 minutos
Carpeta de presentacion
Nota de intención
Don Juan, para quien toda mujer es digna de ser seducida, nació en España en el siglo de Oro. Y posteriormente, a merced de las inspiraciones literarias que suscita, se le ve próximo a la Commedia dell’arte, librepensador, mujeriego, melancólico, sediento de poder, apenas agotado pore sa empresa que tanto le fascina. Para Gluck y Angiolini, era el libertino mostrado por Molière. Nosotros conservamos todos esos rasgos, atribuyéndole además expresiones más recientes. Me atrae muchísimo la idea de un personaje que busca conocer a la mujer a través de las mujeres. ¿ A menos que no intente conocerse a sí mismo ? Lo razonable sería que el conquistador parase un día, finalmente enamorado. Pero Don Juan no es razonable, ni respeta a nada ni a nadie, es un blasfemo. Considero que es como un místico que, incapaz de conocer el éxtasis en la unicidad y la inmovilidad, corteja sin cesar para gozar de lo múltiple. Es un hombre de acción, que se alimenta exclusivamente del moment pasado junto al cuerpo del otro. Porque más allá del objeto de deseo, durante un instante, conoce la plenitud. Para él la sensualidad era el medio de degustar la eternidad, es posible que esta última no resida sino en sí mismo : en todo caso, él no se detiente jamás. Sigue su camino hasta que el Comendador le tiende la mano para invitarle al reino de los muertos. ¿ Es posible que allí, quizá, todo se inmovilice en un reposo extático ?
Thierry Malandain
Medios de comunicación
La coreografía de Malandain rebosa de detalles inteligentes, a imagen de sus manos que parecen abanicos agitados por los bailarines. Es de una generosidad extraña. Su amor por la danza es de una especie rara.Les Echos, Philippe Noisette • marzo de 2006
Malandain descubre todo su sensibilidad fusionando la suntuosidad de un movimiento barroco a la angularidad de una gran mesa que se descompone en triángulos a lo largo del ballet. Los bailarines están exaltantes.Il Giornale di Vicenza • junio de 2006
Thierry Malandain hace renacer los ballets ajeno a la reconstrucción histórica, pero con el deseo de aferrarse a las pasiones humanas de hoy en día. Una creación como un extrañamiento coreográfico en el que los movimientos preciados de los cuerpos sirven una intriga sutil y sublime. Es una coreografía fuera de norma, digna heredera de los maestros clásicos.L’Art Vue • enero de 2008