Danses qu'on croise Malandain / Brahms


Abandonando el espacio festivo de los salones y los restaurantes de antaño, las Danzas Húngaras de Johannes Brahms se adueñan de un club de citas a puerta cerrada. A pesar de este cambio la música conserva su propósito original e, igual que ayer, invita al bailarín a distraerse y agradar.

 

En el pasado el campesino húngaro bailaba en la plaza del pueblo. Hoy, el hombre de la calle va al baile por las mismas razones que las de antes: distraerse y agradar. El csárdás ha cedido el lugar al rock y al tango, pero la música permanece. Hemos intentado aislar esta música de su contexto tradicional para dotarla del de nuestra época pero mantendrá su sentido original: el de una música escrita para el placer de encontrarse con alguien e intercambiar esperanzas.

Thierry Malandain


Creada el 5 de noviembre de 1987

En la Ópera de Nantes

 

Música Johannes Brahms

Coreografía Thierry Malandain

Decorado y vestuario Jorge Gallardo

Diseño de iluminación Jean-Claude Asquié

 

Duración integral de la obra 25’

Ballet para 8 bailarines

 

Artistas coreográficos Giuseppe Chiavaro, Olivier Jedrasiak, Lyane Lamourelle, Carole Philipp, Adriana Pous Ojeda, Christophe Romero, Thierry Taboni, Brigitte Valverde

 

Realización del vídeo Georges Flores


documento (pdf) Disponible en breve


"K.O. tras el directo asestado por el último ballet: en pie para aplaudir mucho y fuerte un espectáculo que te deja boquiabierto, tan bueno en el plano estético como en la emoción que transmite.[...] Thierry Malandain tiene marcha para rato y un humanismo comunicativo. Se podría ver el espectáculo completo como un homenaje al Hombre. Primero fue el Hombre poeta, muy refinado, pero también el hombre social y solidario con las "Gnossiennes". Y luego fue el Hombre tímido, ridículo, patético, tratado con humor y ternura en Danses qu’on croise".

Sud Ouest, 10 de abril de 2001

"Danses qu'on croise nos ha sumido en la atmósfera que se crea alrededor de una barra de danza, desarrollado un juego espacial de lo más interesante en el lenguaje formal, al que Malandain añade un elemento importante de ingravidez. En esta pieza, los bailarines fueron correctos en su descripción de líneas puras, pero en ocasiones les faltó fluidez."

El Diario Vasco, Ana Remiro, mayo de 2007