Ballet para 22 bailarines
Duración 60 minutos
Música
Antonio Vivaldi & Giovanni Antonio Guido
Coreografía
Thierry Malandain
Decorado y vestuario
Jorge Gallardo
Iluminación
François Menou
Diseño de vestuario
Véronique Murat, Charlotte Margnoux, assistées d’Anaïs Abel
Realización decorado
Frédéric Vadé
Realización accesorios
Annie Onchalo
Ayudantes de decorado y atrezo
Nicolas Rochais, Gorka Arpajou, Félix Vermandé, Raphaël Jeanneret, Christof t’Siolle, Txomin Laborde- Peyre, Maruschka Miramon, Karine Prins, Sandrine Mestas Gleizes, Fanny Sudres et Fantine Goulot
Coproducción
Château de Versailles Spectacles – Opéra Royal de Versailles Orchestre de l’Opéra Royal de Versailles • Festival de Danse de Cannes – Côte d’Azur France • Teatro Victoria Eugenia – Ballet T – Ville de Donostia San Sebastián • Opéra de Saint-Etienne • Theater Bonn – Allemagne • Teatro la Fenice – Venise (Italie) • CCN Malandain Ballet Biarritz
Socios
Opéra de Reims • Espace Jéliote d’Oloron Sainte-Marie • Théâtre Olympia d’Arcachon | Soutiens | Fonds de dotation Malandain pour la Danse • Suez • Association Amis du Malandain Ballet Biarritz • Carré des Mécènes du Malandain Ballet Biarritz
Nota de intención
Las Cuatro Estaciones de Vivaldi, que difundieron su energía apasionada mucho antes de su publicación en Ámsterdam en 1725, conforman un ciclo de cuatro conciertos para violín cuyos títulos son, ineludiblemente, los siguientes: Primavera, Verano, Otoño e Invierno. En cada título, tres movimientos cuya finalidad esencial no es el virtuosismo. Novedad para la época, van precedidos de sonetos atribuidos a Vivaldi y ofrecen una sucesión de escenas agrestes que celebran la naturaleza de forma descriptiva.
Es una obra de las más conocidas e interpretadas del mundo: con más de mil grabaciones hasta la fecha, sin contar conciertos, catálogos de música para llamadas en espera y anuncios publicitarios, este himno universal a la naturaleza redescubierto a mediados del siglo XX posee la facultad de agradar. De ahí su inmensa popularidad y de ahí también la lasitud o incluso el rechazo que puede provocar la obra. Así, Igor Stravinsky declaró lo siguiente en 1959: “Vivaldi está sobreestimado absolutamente, un tipo aburrido que podía componer la misma forma una y otra vez”(1) ; el compositor Luigi Dallapiccola la definió como música fácil; o el propio Stravinsky declararía en otra ocasión (2) que “el cura rojo” compuso “el mismo concierto quinientas veces”. Algo que es falso y totalmente injusto.
Dicho esto, en todo su esplendor, en toda la extensión de sus promesas, es cierto que Las cuatro estaciones del músico veneciano están tan manidas, tan explotadas, hasta la extenuación, que como reacción se han convertido en auténticas cantinelas, pueden provocar irritación, la más absoluta indiferencia o, como en nuestro caso, abarcar pensamientos melancólicos. Y más incluso en el clima desencantado y corrompido actual, en el que la degradación de la naturaleza constituye una amenaza existencial. En contraposición, y con el término naturaleza asumiendo la significación de “nacimiento” debido a su carácter inédito, Las cuatro estaciones de Giovanni Antonio Guido deberían aportar un aire fresco, una renovación, un motivo de esperanza.
Fueron publicadas en Versalles en torno a 1726 pero quizá sean anteriores a las de Vivaldi, ya que podrían haber sido compuestas hacia 1716 para la inauguración de cuatro cuadros ovales pintados por Jean-Antoine Watteau: sobre el tema de las estaciones, decoraron la residencia parisina de Pierre Crozat, tesorero de Francia, mecenas y coleccionista. En cuanto a Guido, destacado violinista genovés, era miembro de la corte musical privada de Felipe de Orleans, regente de Francia, antes de pasar al servicio de su hijo Luís. Escrita en la forma francesa de la Suite de danza, a semejanza de Vivaldi, la partitura pone música a cuatro poemas anónimos: las Personalidades de las estaciones. Cambios estacionales que Guido busca describir añadiendo toques de verde, de azul o de rosa muy pálido. Pero también divinidades campestres como las de Las Estaciones del abad Jean Pic, representadas en la Real Académica de Música de 1695 a 1722 con coreografía de Louis Pécour. Basado en melodías de Pascal Collasse y Louis Lully, el ballet constaba de cuatro “entradas”, número sagrado vinculado a la creación, al equilibrio o la armonía. Cuatro puertas que vamos a atravesar para avanzar por el sendero del ideal.
Pero, ¿hasta dónde llegaremos? No lo sé… Los golpes de arco de Guido imitan respetuosamente el transcurrir de las estaciones pero nosotros estamos en el teatro, donde todo es falso y se pierde en la atmósfera.
Ése es precisamente el problema del coreógrafo, preso de los límites de su arte. Por lo que la solución, si deseamos continuar contemplando la naturaleza cuando abre su corazón a la primavera, es respetarla sin límites ni falsas apariencias.
Tras los himnos a la humanidad y a los seres vivos que supusieron La sangre de las estrellas (2004), Noé (2017), la Pastoral (2019), Sinfonía (2020) o incluso El pájaro de fuego (2021), lo ideal sería que Las Estaciones no se conviertan en falsas a fuerza de querer ser verdaderas.
Thierry Malandain, octubre de 2022
(1) Conversations with Igor Stravinsky, Robert Craft, 1959, p.84
(2) Vivaldi : Amour de la Musique, Marc Pincherle, 1955, p.55
El coreógrafo Thierry Malandain, director del Ballet de Biarritz, siempre consigue sorprender en su línea clásica-contemporánea, con un agudo sentido de la escritura colectiva y de conjunto.
Télérama, Rosita Boisseau • 5 de diciembre de 2023
Cuando se abre el telón, aparece un cuadro de una belleza sorprendente. Las siluetas en claroscuro de los veintidós bailarines del Ballet de Biarritz destacan sobre un fondo luminoso de soberbios y monumentales pétalos negros diseñados por Jorge Gallardo. La Primavera de Vivaldi les da vida, y de ronda en ronda, en composiciones muy gráficas, esbozan una humanidad vacilante.
La Terrasse, Delphine Baffour • 1 de diciembre de 2023
La nueva versión de «Les Saisons» de Thierry Malandain, estrenada en el Festival de Danza de Cannes, es una obra maestra del director del Ballet de Biarritz.
Le Figaro, Ariane Bavelier • 14 de diciembre de 2023
Contactos
Ballet Malandain Biarritz
Yves Kordian – directeur délégué – y.kordian@malandainballet.com
Lise Philippon – chargée de diffusion +33 (0)5 59 24 96 98 – l.philippon@malandainballet.com