« Sorprendre la inventiva gestual de Malandain, y la capacidad para seguir enriqueciendo su estilo con la carga emocional y expresiva que le caracteriza. Puede que el coreógrafo haya sido estimulado por la llegada a la compañia de una nueva generación de bailarines, jóvenes y ya « malandainizados », lo que confiere al cuerpo de danza una verdadera homogeneidad. […] La Orchestre de Pau Pays de Béarn, lleva un ritmo frenético bajo la batuta de Fayçal Karoui, director musical del Nwe-York City Ballet desde 2006, y no da ni un respiro a los bailarines que, desde el primer cuadro, son lanzados lleno de ruido y de furor, totalmente seductor y que sabe dejar de lado su soberbia ante el amor. La mujer, Miyuki Kanei, es sencillamente magnífica, ejecuta unos enredos y desenredos exquisitos. »

Ballet 2000, Sonia Schoonejans, noviembre de 2011

« El resultado es alegre, vivaz, impulsado por una corriente potente. […] Sensual, casi sexual durante el dúo, en este « Lucifer » se suceden también bellas escenas de conjunto, que multiplican las idas y venidas entre la pareja y los ángeles reprobadores. La coherencia de este ballet de Biarritz se debe en gran parte a su generosidad y su frescura. Los bailarines son vivos, se implican, comunican su entusiasmo a la sala y era tentador seguir a este Lucifer. »

Sud Ouest, Céline Musseau, 13 de septiembre de 2011

« De este ballet ambicioso, recordaremos instantes de luz, destellos fulgurantes de belleza y sensualidad, destacando sobre todo un magnífico « pas de deux » en el que el ángle sucumbe al encanto de una mortal que será su perdición. Los conjuntos, construidos sobres ideas potentemente expresivas, estructuran claramente la evolución del drama místico para el cual Malandain, sutil pensador y letrado, buscó en el libro de Henoch la base de su héroe, similar a Prometeo, castigado también por transmitir el conocimiento. La música de Connesson, admirable adaptador, provoca con una fuerza dinámica de Stravinski, con el swing de Bernstein, las sacudidas de Roussel y el brillo de Connesson. »

Concert Classic, Jacqueline Thuilleux, 12 de septiembre de 2011

« La coreografía es sublime, los juegos de luces claras se suceden y marcan el ritmo suave de las evoluciones de los cuerpos de los dos amantes, sacralizando ese momento deslumbrante. En el pasado, Malandain ya ha demostrado ser capaz de rescatar acontecimientos de la vida humana para convertirlos en algo sagrado, como en el caso de su Romeo y Julieta. […] Toda la compañia de danza se reafirma une vez más gracias a su vivacidad y generosidad, el público siente su energía y su entusiasmo. Malandain ha conseguido crear de nuevo un ballet donde su estilo y su lenguaje coreográfico, esencial y puro, resurgen con toda su fuerza. »

Note di danza, Antonella Poli, septiembre de 2011