Don Juan, para quien toda mujer es digna de ser seducida, nació en España en el siglo de Oro. Y posteriormente, a merced de las inspiraciones literarias que suscita, se le ve próximo a la Commedia dell’arte, librepensador, mujeriego, melancólico, sediento de poder, apenas agotado pore sa empresa que tanto le fascina.
Para Gluck y Angiolini, era el libertino mostrado por Molière. Nosotros conservamos todos esos rasgos, atribuyéndole además expresiones más recientes. Me atrae muchísimo la idea de un personaje que busca conocer a la mujer a través de las mujeres. ¿ A menos que no intente conocerse a sí mismo ? Lo razonable sería que el conquistador parase un día, finalmente enamorado. Pero Don Juan no es razonable, ni respeta a nada ni a nadie, es un blasfemo. Considero que es como un místico que, incapaz de conocer el éxtasis en la unicidad y la inmovilidad, corteja sin cesar para gozar de lo múltiple.
Es un hombre de acción, que se alimenta exclusivamente del moment pasado junto al cuerpo del otro. Porque más allá del objeto de deseo, durante un instante, conoce la plenitud. Para él la sensualidad era el medio de degustar la eternidad, es posible que esta última no resida sino en sí mismo : en todo caso, él no se detiente jamás. Sigue su camino hasta que el Comendador le tiende la mano para invitarle al reino de los muertos. ¿ Es posible que allí, quizá, todo se inmovilice en un reposo extático ?
Thierry Malandain
creado el 25 de febrero de 2006
a la Gare du Midi de Biarritz
música Christoph Willibald Gluck
coreografía Thierry Malandain
decorado y vestuarios Jorge Gallardo
diseño de iluminación Jean-Claude Asquié
coproducción Opéra Théâtre de Saint-Etienne, Grand Théâtre de Reims, L’Onde de Vélizy Villacoublay, Les Amis de Malandain Ballet Biarritz, Malandain Ballet Biarritz
duración de la obra íntegra 43’
ballet para 16 bailarines
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